En mi eterna lucha contra la procastinación, y a la espera de publicar el post correspondiente a la parrillada que hicimos en el baserri de Briki, procedo a subir un par de fotos que la excelsa cámara sesentalaurors (tm) tuvo la deferencia de dejarme hacer. Recalcar que estas fotos se hicieron en la etapa en la que la puta cámara se apagaba en cuanto la usabas una vez (por lo que tenía que sacar las fotos de una tacada antes de cerrar el visor) nada que ver con la comodidad actual de tener que poner y quitar la batería para encenderla y apagarla. Estoy por subastarla en el eBay. (aunque parece que ahora se la ha quedado la patrona)
Bueno, a lo que iba: Debido a un ataque de celo ganaderil que me suele acontecer en determinadas calendas (normalmente las coincidentes con la estación primaveral) intento desparasitar a las yeguas para que les aproveche más lo que comen. Siempre les he dado Telmin, lo que pasa es que hasta hace poco lo presentaban de dos formas; en plan pasta que le suministrabas al bicho metiéndole la jeringa hasta el garganchón y en granulado, que tenías que mezclar con el pienso para engañar al cuadrúpedo.
Siempre había utilizado la pasta porque me parecía más fácil agarrarlas y raca (releyendo el post, esta frase me está dando miedo de que vaya a ser malinterpretado). De hecho, son más listas que el kopón y si les pongo algo mezclado con el pienso, no lo comen y te vienen a que les rasques el culo (bueno, en realidad es la grupa, pero queda más escatológico lo de "culo") (caca, pedo, pis y todas esas cosas)
Pero parece que esa presentación ha pasado a mejor vida y tuve que buscarme la ídem para poder timarlas con la botica.
Ya no me quedaba pienso y sólo tenía medio saco de salvado ("salvado" por Franco, porque tenía más años que el ascensor de Solokoetxe) así que mojé un poco los dichosos polvos para que se mezclaran con el salvado y a ver si había suerte.
Y resultó que no, apartaban todo lo que no fuera blanquecino y se comían lo de alrededor (miríadas de bichos incluídas, supongo). Así que no me quedaba más remedio que sacar el ingenio e idear algún maquiavélico método con el que pudiera insertar la botica en sus cuerpos sin recurrir al orificio anal (básicamente porque esta última vía hubiera invalidado cualquier efecto salutífero, no por falta de ganas) (con un palo o algo, se entiende, que he vuelto a releer el párrafo y vuelvo a temer ser malinterpretado).
Bueno, acorto que ya se me están hinchando los geniturcios con el dichoso post (y eso que lo he tenido metido en la nevera por casi más tiempo que el salvado ése). Que al final humedecí los panecillos (que malinterprete el que quiera, total, a estas alturas) y les puse el antihelmíntico en plan bocata.
Tanta tontería hombre.
(aunque había pensado que igual alguna persona se encontraría con el mismo problema dentro de un zillón de años, cuando toda la vida inteligente en el planeta hubiera quedado reducida a grabaciones archivadas de los blogs de principios del siglo veintiuno, y que alguien tuviera que alimentar a los smorcklers de forma parecida)
Os pongo un par de afotos del delicioso bodegón:
Bucólica imagen de una completita merienda: los panes-trampa y el balde de delicioso salvado (delicioso hace un par de años)
Detalle: los putos bichos intentando acceder al pan que se me había ocurrido dejar encima del balde. La cosa es que son los putos amos del camuflaje porque no ví ni uno hasta que puse el pan encima.
Toma merienda vitaminada! ("Panegírico" de la salud animal)