Odisea
Musa, dime del hábil varón que en su largo extravío,
tras haber arrasado el alcázar sagrado de Troya,
conoció las ciudades y el genio de innúmeras gentes.
Muchos males pasó por las ruta marinas luchando
por sí mísmo y su vida y la vuelta al hogar de sus hombres,
pero a éstos no pudo salvarlos con todo su empeño,
que en las propias locuras hallaron la muerte. ¡Insensatos!
Devoraron las vacas del Sol Hiperión e, irritada
la deidad, los privó de la luz del regreso. Principio
da a contar donde quieras, ¡oh diosa nacida de Zeus!
Pues así empieza el Canto I de la Odisea homérica. Como no sé si nos pueden chapar el blog si no posteamos con alguna frecuencia pues me he puesto a copiar el soporcio (adviértase el neologismo) con la intención de ir posteando fragmentos cada vez que no se me ocurra nada y llevemos un buen tiempo sin escribir ni hostia.
Saludos desde el Olimpo!